La honestidad absoluta es esencial en la búsqueda de Dios (la Verdad). Las sutilezas del Sendero son más finas que un cabello. La menor hipocresía se convierte en una ola que lo arrastra a uno fuera del Sendero.
Es el yo falso quien los mantiene apartados del Yo verdadero mediante todas las artimañas que conoce. Disfrazado de honestidad, este yo se engaña aun a sí mismo. Por ejemplo, su yo afirma: “amo a Baba”. El hecho es que si realmente amaran a Baba su falso yo no sostendría tal afirmación. El yo, en lugar de desvanecerse en el amor, cree y afirma: “yo amo a Baba”. ¿No es eso un auto-engaño?
¿Cómo librarse de este falso yo? ¿Cómo abandonar a este oscuro estado de yo-soy para así alcanzar el estado de Sólo-Yo-Soy o Sólo-Dios-Es? Hafiz* ha dado la respuesta: Firaq-o-Wasl che khahi, reza-e-doost talab. (¡Oh amante! La separación y la unión no te incumben. Busca solamente resignarte a la voluntad del Amado).
Incluso el anhelo de unión con el Amado crea ataduras. Por lo tanto no se preocupen por la separación o la unión; simplemente amen y amen cada vez más. Entonces, a medida que aman más y más, son capaces de resignar su propio yo y su Sendero al Maestro Perfecto que es el Camino; y experimentan un cambio gradual y su ego se afirma cada vez menos. Así serán capaces de cumplir cualquier cosa que el Maestro Perfecto les diga. Al principio la mente refunfuña: ¿Por qué debo obedecer a alguien? Pero Hafiz consuela a la mente diciendo: ¡Oh mente! sólo esta esclavitud al Maestro puede dar la Libertad eterna.
Los escogidos del Maestro Perfecto le obedecen implícitamente. Aquel que llega a ser el ‘esclavo’ perfecto se convierte en un Maestro Perfecto.