El sufrimiento viene y se va; la alegría viene y se va; el placer viene y se va. Esto exigirá tu máxima paciencia, coraje, serenidad y sobre todo, tu obediencia y amor a Mí. Quien se compromete conmigo lo hace por la Verdad, que es la Luz Eterna que por siempre está iluminando el corazón.
A través de la oscuridad hacia la luz, a través del sufrimiento a la felicidad, a través del caos a la armonía, se llegará al final del viaje. Todo sufrimiento tiene un fin. La felicidad espiritual no tiene fin, es imperecedera.
Entregando tu bondad, tu fuerza y tus debilidades en completa sumisión a Mí, compartirás mi Tesoro de Felicidad.