En el momento que tratas de entender a Dios en lugar de amarlo comienzas a mal entenderlo y tu ignorancia alimenta tu ego. La mente no puede alcanzar lo que está más allá de ella, Dios es infinito y está más allá del alcance de la mente.
No trates de comprender el significado de Mis acciones con tu limitada mente, ni trates de imitarlas. No debes hacer lo que Yo hago pero haz lo que Yo te digo que hagas. Tratar de llevar cada acción Mía dentro de la órbita de tu entendimiento, no es sino entender las limitaciones de tu propio entendimiento. La simplicidad total de Mi Juego Divino parece ser altamente intrincada tan pronto como tratas de entenderla a través de tu intelecto.
Pedir una prueba puramente intelectual de la existencia de Dios, es como pedir el privilegio de ser capaz de ver con tus oídos.