No se puede mendigar el amor. Ninguna penitencia, meditación o plegaria puede dar el regalo del Amor. Una vez que el don viene de Dios, consume todos los velos de los sanskaras (impresiones).
Amar a un alma es como agregar su vida a la tuya. Tu vida, por así decirlo, se multiplica e indirectamente vives en dos centros. Si amas al mundo entero, indirectamente vives en el mundo entero.
Ama a otros como te amarías a ti mismo y todo eso será tuyo. Afortunados son aquéllos cuyo amor es puesto a prueba por las adversidades. El amor requiere que el amante se sacrifique por el Amado.
Si Me amas como San Francisco amó a Jesús, entonces no sólo Me realizarás, sino que Me complacerás.