La razón por la que Yo he venido personalmente a su celebración es el amor que sienten por Mí, este amor me ha atraído irresistiblemente hacia ustedes. El amor es una fuerza poderosa. Además de permitir poner en práctica el ideal del servicio desinteresado, lo puede transformar a uno en Dios. Con el amor uno puede seguir cualquiera de los yogas más apropiados a su temperamento. Le permitirá a un aspirante seguir los rígidos principios subyacentes del sendero espiritual y donde y cuando sea necesario, le hará volver la espalda a los placeres terrenales en aras de la unión con el Amado.
Donde hay amor hay Unidad y no puede haber cuestiones sobre ninguna religión particular, casta o sistema, superioridad o inferioridad, ni condición de intocables o tocables. Pero para realizar esta cualidad natural en forma permanente, uno tiene que entregarse a la ley más grande de Dios, el amor. El amor tiene la clave para todos los problemas, ya que bajo esta ley se realiza el infinito completamente en cada aspecto de la vida, ya sea en la ciencia, arte, religión o belleza.
Que el mundo pueda realizar más y cada vez más este altísimo aspecto de la divinidad.