Los discípulos de Jesús son una parte integral del relato del Nuevo Testamento, pero sabemos muy poco de la relación de ellos con su Maestro. Según la tradición, Judas fue un cínico traidor que habiendo recibido de Jesús su amor y su cercana compañía, entregó a Jesús para que lo mataran a cambio de treinta monedas de plata. La tradición también nos cuenta que Pedro fue el favorito de Jesús por su lealtad, pero lo negó y abandonó cuando Jesús fue llevado por las autoridades para ser crucificado. Nos han dicho que los discípulos fueron testigos de numerosos milagros y que escucharon varios discursos. Sabemos que ellos difundieron activamente el mensaje de Jesús después de su crucifixión, en muchos casos corriendo peligro sus propias vidas. Sin embargo, el relato es unidimensional. Estamos enterados de los grandes acontecimientos pero no sabemos casi nada sobre la vida cotidiana que ellos compartieron con Jesús. Asimismo poco es lo que comprendemos del Nuevo Testamento incluso acerca de por qué Jesús necesitó discípulos en primer lugar.
Como ya se comentó, Baba ha proporcionado un contexto para comprender la relación de Jesús con sus discípulos; esa relación repite un patrón constante en cada advenimiento. En cada venida, el Avatar trae un círculo de 122 personas, que consiste en 10 círculos concéntricos de 12 personas cada uno con el primer círculo conteniendo 10 hombres y 2 mujeres adjuntas como apéndice. “Con cada advenimiento del Avatar en la Tierra, los 12 hombres del Círculo Interno y su apéndice de dos mujeres, se reúnen en torno de la Personalidad del Avatar, como los idénticos 14 tipos de individualidades. Estas catorce individualidades diferentes, en la forma de personalidades diferentes, se ocupan siempre de sus respectivos puestos, todas las veces que el Avatar se manifiesta en la Tierra; y durante y después de la vida del Avatar, ellos ejercen sus funciones, individual y colectivamente, de la misma manera que sus predecesores, quienes habían ocupado y ejercido sus funciones en los mismos puestos del Círculo Interno durante los pasados advenimientos del Avatar.”77
Baba recalca que estos individuos que abarcan los diez círculos de 12 (más otras dos mujeres) no son las mismas almas individuales. (Solamente el Avatar es la misma alma que debe regresar una y otra vez para beneficio de otros y nunca se desvincula del mundo ilusorio.) “Las que encarnan no son las mismas personalidades individualizadas del Círculo Interno sino que las que vienen, con cada venida del Avatar, son las individualidades de sus particulares funciones.”.78
No es accidental que el Avatar dé un diferente nivel de instrucción espiritual a su Círculo Interno que el que da a los demás. Recordamos que Jesús dijo a sus discípulos que les daba el Reino de Dios mientras a los demás les daba parábolas. El Reino de Dios significaba en ese contexto la unión con Dios. “Todos los catorce integrantes del Círculo Interno del Avatar realizan a Dios por la gracia del Avatar, durante el mismo Período Avatárico, el cual es de cien años de duración después de la Manifestación del Avatar en la Tierra.79
El Avatar tiene una estrecha y amorosa relación con sus discípulos y muy especialmente con el Círculo Interno. El trabajo de aquéllos consiste en servirle, pero a cambio Él da al Círculo Interno el decisivo regalo del Reino de Dios. Como Meher Baba nos lo recuerda, este “regalo” ha sido ganado mediante incontables vidas de amor y servicio a Dios. Las personalidades de los discípulos necesitan estar en armonía con la del Avatar al que sirven. “Cristo eligió el acertado tipo de discípulos, ni demasiado vehementes ni demasiado anodinos. Todos eran pescadores. Y posteriormente Cristo trabajó muchísimo por medio de ellos. El trabajo del Maestro es afectado por la conducta de sus discípulos, pues el público siempre juzga a un Maestro por el comportamiento de sus seguidores.”80
El Avatar reclama un carácter fuerte en sus discípulos no solamente debido a que su trabajo es exigente sino también porque Él destruirá sus egos. El discipulado es la prueba decisiva de resistencia y fortaleza interior. Sin embargo, el Avatar no reclama necesariamente un intelecto muy cultivado, riqueza, condición social ni ninguno de los “logros” que gratifican al ego en la vida material. Meher Baba comentó en la India, en 1957, a un pequeño grupo de obreros: “Los amo a todos, pero no necesito obligadamente a los ricos, respetables e inteligentes para mi trabajo. Necesito personas sencillas y comunes, independientemente de sus debilidades. Los sencillos pescadores se reunían en torno de Jesús. Krishna era feliz en compañía de las alegres “gopis” (compañeras pastoras). ¿Acaso no era Pendya, una simple gopi, muy querida por Krishna? Soy feliz en vuestra compañía pues lo único que importa es el amor, no la ‘posición’.”81 Esta obediencia al Avatar es casi imposible. Como dijo Baba: “Los apóstoles de Jesús también sabían lo difícil que era obedecerle.”82
Baba señaló que vivía en estrecho contacto con sus discípulos como lo hizo Jesús: “Pero en este Período Avatárico, como en el tiempo de Jesús, yo opté por vivir en estrecho contacto con los pocos que han estado conmigo desde hace siglos, y que me aman profundamente, y a quienes he amado desde la eternidad. Esos pocos están aquí o en otra parte; eso no importa.”83
Una de las costumbres de Jesús era servir la comida a sus discípulos. Meher Baba comentó en 1937 a sus amantes occidentales: “Me propongo empezar a darles de comer como yo solía hacerlo. Esta es una antigua costumbre mía que he interrumpido durante los últimos cuatro años. Me traen la comida, entonces cada uno de ustedes trae su plato y yo se la doy. Jesús hacía esto.”84
Aparentemente, la vida de Jesús con sus discípulos rebosaba buen humor y alegría, al igual que amorosa intimidad. Meher Baba comentó que el “apóstol Pedro amaba muchísimo a Jesús, pero cada mañana Jesús besaba al apóstol Juan, y Pedro sentía celos de Juan.”85 Hacer que un discípulo se ponga celoso de otro es una técnica favorita del Avatar tendiente a vencer la resistencia del ego, y Meher Baba la utilizaba personalmente con frecuencia.
Baba describió otro episodio de la vida de Jesús como ejemplo de la lealtad de Pedro y la compasión de Jesús. “Cuando yo, como Jesús, ordené que cavaran una fosa para sepultar a un integrante de mi círculo, Pedro completó el trabajo con sus dedos y se lastimó gravemente, hasta el punto de fracturarse uno de sus dedos y lacerar su piel. ¡Pero al día siguiente se curó cuando tan sólo soplé sobre su herida!”86
La traición de Judas y la negación de Pedro forman parte integral de la tradición cristiana, tal como ésta evolucionó durante dos mil años. El mismo nombre de “Judas” es sinónimo de traidor, en este caso de alguien que traicionó al Mesías en lugar de traicionar a su país y, por lo tanto, merecedor de nuestro profundo desprecio. A Pedro se lo ensalza en los Evangelios como una roca de fe y lealtad, pero su negación de Jesús “tres veces antes de que el gallo cantara” llega a nosotros como un ejemplo de deslealtad mezclada con cobardía. La concepción tradicional no tiene en cuenta el hecho de que Jesús era Dios y que, en su advenimiento, todo ocurrió exactamente de acuerdo con los patrones establecidos por Dios tiempo atrás. Baba nos da una renovada y correcta opinión sobre estos dos queridos discípulos:
Judas ayudó a Jesucristo en su trabajo universal. Si Cristo no hubiera sufrido la crucifixión, no podría haber llevado sobre sí la carga del universo. Jesús produjo su propia crucifixión.
Pedro amaba muchísimo a Jesús. Jesús lo amaba más, aunque el amor que Jesús sentía por todos era el mismo ¿Pueden explicar esto? ¿Amar igual a todos, pero más a algunos que a otros? Esto es como las diferentes partes del cuerpo: todas las partes les pertenecen a ustedes pero ustedes quieren más a unas partes que a otras. Quieren más a sus ojos que a sus dedos. ¿Esto está claro?
En este sentido, Jesús amaba más a Pedro. Pedro era sus ojos. Cuando Jesús le dijo a Pedro: “Tú me traicionarás”, Pedro supo que traicionaría a su Maestro, aquel a quien amaba más, y sin embargo soportó esto valientemente. Era lo más difícil de hacer: saber que traicionaría pero sin flaquear. Jesús le hizo saber a Pedro que éste lo traicionaría favoreciendo su trabajo.
Judas también fue inducido a traicionar. Pedro traicionó por propia voluntad. Esto es muy difícil cuando la persona ama a quien traiciona. Por ejemplo, supón [señalando a uno] que tú me amas más. Tú eres Pedro. Tú [señalando a otro] eres Judas. Yo quiero que los dos me maten. Ahora tú, Pedro eres inducido a matarme. Tú no lo harías por propia voluntad. Te pido que me mates, y tú me amas más que a tu propia vida. Pero me matarás amorosamente para favorecer mi trabajo.
Ni siquiera Arjuna podría parecerse a Pedro. Krishna tuvo que mostrarle su cuerpo universal antes de que aquél pidiera matar a sus hermanos y parientes en la batalla.
Tú, Judas [señalando a ése] ámame muchísimo. Yo hago girar la llave y te opones a mí favoreciendo mi trabajo. No te opones a mí por tu cuenta. Soy yo quien te hace oponer a mí a fin de que cuentes a la gente todo lo relacionado conmigo. Lo haces voluntariamente, sabiendo que la gente, al escucharte, me golpearía y crucificaría.
Todo esto significa amor, fe y sacrificio. Si haces voluntariamente lo que te pido, me amas de verdad. Si lo haces porque se te induce a hacerlo, me amas un poco menos. Pero si no lo haces, todo resulta como el lío de los mangos cuando hoy te los ofrecí y dudaste en aceptarlos.87
El Avatar muestra una y otra vez que es omnisciente. Para desempeñar su rol de Dios en forma humana, vive la vida como si no supiera qué sucedería en el futuro aunque lo sabe. Este proceso no fue diferente con Judas de lo que fue con cualquier otra persona y eventos. “Jesús sabía que Judas lo traicionaría y sin embargo no le pidió que se fuera de su lado. Sabiéndolo todo, actuó como si no supiera nada. Esta ficción del Omnisciente es el principio sobre el que funciona el juego divino (lila).”88
Dios tiene un plan preciso para el mundo, sin que pase por alto ningún detalle. Los acontecimientos de su vida sostienen su trabajo universal y reflejan el plan de Dios aunque aquéllos parezcan tragedias desde un punto de vista humano. Judas desempeñó su rol a la perfección. “Judas se volvió contra él [contra Jesús]. Dicen que Judas lo traicionó, pero se trató de una gran ayuda. No fue una traición la que Judas perpetró sino que Judas estuvo ayudando a Jesús a cumplir su misión. Todo estuvo dentro del plan divino”.89
Judas fue un integrante del Círculo Interno, y Meher Baba explicó que todos los miembros del Círculo Interno reciben la Realización de Dios. Puesto que los roles (no los individuos) del Círculo Interno son los mismos en el advenimiento de cada Avatar, cada Avatar tiene un Judas y cada Judas desempeña su rol y recibe la Realización de Dios. Un día, en India, Baba reflexionó de la siguiente manera sobre el rol de Judas, después de dibujar un círculo en el suelo y manteniendo su dedo sobre la circunferencia del círculo:
El Señor Rama tuvo su Ravana, y Jesús su Judas. Uno de los doce hombres del círculo se parece siempre a eso. Supongan que mi dedo fuera un compás. Yo, como el Maestro, soy el punto central y el anillo externo es mi círculo. Observen ahora lo que sucede cuando el círculo está completo y el compás se detiene. El lápiz sigue en un punto del círculo. ¡El que está debajo del punto grita! Ese es Judas.
Once integrantes del círculo Realizan a Dios durante mi vida; el duodécimo después de mi muerte. Él, mi Judas, siendo mi lado oscuro, me Realiza después de que he partido físicamente.90
Entonces la tradición se equivoca. Judas fue un discípulo perfectamente leal que hizo precisamente lo que su Maestro quiso que hiciera. Uno se pregunta, si eso es cierto, cómo alguien que era perfectamente leal a su Maestro pudo llegar a causar la crucifixión del Maestro. Meher Baba dio esta explicación: “El máximo servicio fue la traición de Judas. Cuando besó a Cristo en la mejilla, no hizo nada. Dios lo hizo todo. Se comportó bajo un velo. De todos los discípulos, Judas tuvo que cumplir para el Maestro la tarea más difícil.”91
De manera similar, Pedro desempeñó su rol a la perfección. Jesús necesitaba que, para completar su obra, Pedro lo traicionara, y Pedro obedeció a su Maestro. Cuando Jesús le dijo a Pedro: “Tú me negarás”, Jesús llevó a cabo su propio plan. Meher Baba lo explicó: “Jesús dijo eso y lo hizo cumplir. ¿Por qué? Jesús, de esa manera, tomó toda la carga del mundo e hizo que Pedro la compartiera.”92