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Maya. Parte III Trascendiendo Las Falsedades de Maya

Discursos

Maya

Parte III
Trascendiendo Las Falsedades de Maya

Cómo distinguir lo que es falso

Son incontables las falsedades a las que la persona dominada, atrapada por Maya se abraza en el estupor de su ignorancia; desde el comienzo mismo, las falsedades son portadoras de su propia insuficiencia y quiebra. Tarde o temprano se sabe que son falsedades. Todo esto hace que nos preguntemos: ¿Cómo discernimos que la falsedad es falsedad? No hay modo de salir de lo falso, a menos que sepamos que lo es, pero este conocimiento de lo falso como tal nunca se hubiera producido a menos que haya estado de algún modo latente desde el principio mismo.

En la falsedad hay recelo y temor

La aceptación de lo falso es siempre un compromiso forzado. El alma cuestiona de alguna manera lo falso incluso hallándose en los abismos de la ignorancia. Por débil o por incapaz de expresarse que parezca en estas etapas iniciales, es el comienzo de esa búsqueda de la Verdad la que en última instancia destruye, aniquila toda falsedad y toda ignorancia. En la aceptación de un error, de una falsedad existe inquietud que es cada vez mayor,  genera hondo recelo y un vago temor. Por ejemplo, cuando un individuo considera que tanto él como los demás son el cuerpo físico, él no puede reconciliarse completamente con esta creencia. Al abrazar esta falsa idea hay temor a la muerte y temor de perder a los demás. Si una persona hace que su felicidad dependa solo de la posesión de las formas, en su corazón sabe que está construyendo sus castillos sobre arena movediza, que con seguridad esto no lo conduce hacia una felicidad permanente, y que un día cederá el apoyo, cederá las bases  al que desesperadamente esta persona  se aferra. Debido a esto se vuelve  muy desconfiado, muy receloso de las razones de esta idea.

Lo falso se traiciona a sí mismo

El individuo está inquieto porque es consciente de su propia inseguridad: sabe que algo está mal en alguna parte y que él se está apoyando sobre falsas esperanzas. La falsedad es traicionera, no es confiable y simplemente uno no puede abrazarse a ella para siempre. Es más fácil usar una serpiente venenosa como collar o irse a dormir a la boca de un volcán que sólo esté inactivo temporalmente. El sello de lo falso es su incompletud, su insatisfacción, su temporalidad y el hecho de que es provisoria. Apunta a otra cosa. Aparenta a la persona ocultar algo mayor y más verdadero de lo que parece ser. Por lo tanto, lo falso se traiciona a sí mismo y, al hacerlo, conocemos la verdad.

Los dos tipos de falsedad

Las falsedades son de dos tipos: las que surgen debido a pensamientos erráticos, irregulares y vagos, y las que surgen debido a pensamientos viciados, llenos de errores. Las falsedades que surgen de pensamientos irregulares son menos perjudiciales que las que surgen de pensamientos viciados. Las falsedades de carácter netamente intelectual surgen debido a una manera incorrecta de pensar utilizando el intelecto, mientras que aquellas falsedades que son importantes  desde el punto de vista espiritual surgen debido a que el intelecto ve su accionar corrompido, viciado por los deseos. Esto hace que la mente se ciegue y pierda la perspectiva de lo razonable, se vea privado de razón.

La analogía de las enfermedades funcionales y estructurales

La diferencia entre estos dos tipos de falsedad puede aclararse con una analogía de carácter fisiológico. Algunas perturbaciones de los órganos vitales del cuerpo son funcionales y otras estructurales. Las enfermedades funcionales surgen debido a algún funcionamiento irregular de un órgano vital. En estos casos no hay nada grave respecto de la estructura del órgano vital. Solo se volvió perezoso o irregular, y lo único que necesita es un ligero estímulo o corrección para que funcione como es debido. La enfermedad cobra vida en los desórdenes de carácter estructural debido a que se desarrolla alguna deformidad en la estructura o constitución del órgano vital. En estos casos el desorden del órgano vital es de carácter mucho más grave. Se dañó o se volvió ineficaz debido a algún factor tangible que afectó la constitución misma del órgano. Ambos tipos de enfermedades pueden corregirse, pero es mucho más fácil corregir desórdenes que son solo funcionales que aquellos que son estructurales.

La importancia de purificar el intelecto

Las falsedades que surgen debido a alguna aplicación irregular del intelecto se parecen a los desórdenes funcionales, y las que surgen cuando el intelecto está viciado por el deseo se parecen a las enfermedades estructurales. Así como los desórdenes funcionales son más fáciles de corregir que los estructurales, de igual modo las falsedades que surgen de la aplicación irregular del intelecto son más fáciles de corregir que las que surgen debido a que el intelecto está viciado. A fin de corregir una enfermedad funcional de un órgano vital, todo lo que se necesita es mejorar su tónica y su fuerza. En caso de enfermedad estructural suele ser necesario efectuar una operación. Del mismo modo, en caso de que surjan algunas aplicaciones erróneas del intelecto, todo lo que se necesita es ser más cuidadoso en su aplicación. Pero en caso de que las falsedades surjan porque se vició el intelecto, es necesario purificarlo. Esto exige recurrir al doloroso proceso de eliminar los deseos y los apegos que son responsables de viciar el intelecto.

La fortaleza de Maya 

Las falsedades de los pensamientos viciados surgen de los errores de evaluación inicial. Surgen derivados de la actividad psíquica, el cual consiste en la búsqueda de la afirmación de ciertos valores aceptados. Cobran vida como parte de la racionalización y justificación de todos aquellos valores aceptados por el mundo, por la sociedad y deben su predominio sobre la mente humana a que aparentemente sostienen estos valores aceptados. Si esto no afectara las bases esenciales que sostienen el pensamiento de los seres humanos o la mismísima realización de éstos, inmediatamente se volverían insignificantes y perderían predominio sobre la mente de los seres humanos. Cuando las falsas creencias cobran vida y vitalidad a partir de deseos profundamente arraigados en el ego del hombre, entonces comienzan a  nutrir una búsqueda falsa. Si el error de las falsas creencias es puramente intelectual, es fácil corregirlo. Pero las falsas creencias que se nutren con una búsqueda falsa son las que constituyen la fortaleza de Maya, el bastión de Maya, la ciudadela de Maya. Implican mucho más que un error intelectual y cualquier refutación puramente intelectual no las minimiza.

La clara percepción a partir de la pureza interior

Los deseos y los apegos que vician los pensamientos no se eliminan sólo a través del  intelecto. Esto exige esfuerzos correctos y acciones correctas. Las verdades espirituales no se descubren con especulaciones de escritorio, a través de actitudes eruditas, de reflexiones intelectuales vacías, sino actuando, haciendo lo correcto. El preludio de la eliminación de las falsedades espirituales consiste en actuar con honestidad. La percepción de la verdad espiritual no exige solo pensar en forma esforzada y furiosa sino pensar con claridad, y el pensamiento cuando es verdadero y  claro es fruto de una mente pura y tranquila.

Dios como la única Verdad

A Dios lo conocemos como la Verdad tan sólo después de despojarnos del último vestigio de falsedad que Maya crea. El conocimiento de que Dios es la Verdad única surge solamente cuando se trasciende completamente a Maya. Sólo Dios es real. Todo lo que no es Dios, todo lo que es efímero y finito, y todo lo que parece existir en el campo de la dualidad, es falso. Dios es la Realidad infinita. Todas las divisiones concebidas dentro de esta Realidad se conciben falsamente y no existen realmente.

Dios es indivisible

Cuando a Dios se lo considera divisible, esto se debe a la labor de Maya. El mundo abigarrado de la multiplicidad no efectúa la división de Dios en varias porciones diferentes. Hay diferentes mentes egoicas, diferentes cuerpos y diferentes formas, pero solo hay un Alma. Cuando la única Alma, que es Dios, ocupa diferentes mentes y cuerpos, hay diferentes almas individualizadas; sin embargo, esto no genera multiplicidad alguna dentro del Alma misma. El Alma es y sigue siendo siempre indivisible. El Alma única e indivisible es la base de las diferentes mentes egoicas, que efectúan los pensamientos y acciones que llevan a innumerables clases de experiencias duales y acciones de varios tipos. Pero el Alma única e indivisible está y sigue estando siempre más allá de todo pensamiento y acción, y más allá de toda experiencia dual.

Dentro del Alma no hay opiniones ni modos de pensar

Las diferentes opiniones o los diferentes modos de pensar no generan multiplicidad en el Alma única e indivisible, por la sencilla razón de que dentro de ella no hay opiniones ni modos de pensar. Toda la actividad pensante y todas las conclusiones extraídas de ella están dentro de la mente egoica, la cual es finita. El alma no piensa: la única que piensa es la mente egoica. Tanto el pensamiento como el conocimiento derivado de pensar son posibles en el estado de conocimiento imperfecto e incompleto, que pertenece a las mentes finitas. En el Alma no existe ni el pensamiento ni el conocimiento que se obtiene pensando.

El alma es pensamiento e inteligencia infinita

El alma es pensamiento e inteligencia infinita; no hay división entre pensador y pensamiento y las conclusiones a las que se arriba pensando son irreales, tanto como la división entre la dualidad del sujeto y del objeto. Sólo el ego, con el alma detrás, puede convertirse en el pensador. El alma, la cual es pensamiento e inteligencia infinitos, no piensa ni tiene actividad intelectual. El intelecto con sus pensamientos limitados sólo cobra vida con la mente egoica finita. En la plenitud y la suficiencia de la inteligencia infinita, la cual es el Alma única, ni el intelecto ni sus actividades son necesarios.

Dios es la única Realidad

Al despojarse del último vestigio de la falsedad que Maya creó, el alma no sabe que su realidad es diferente del cuerpo físico, cuerpo sutil o cuerpo mental, sino que sabe que ella misma es Dios, quien es la única Realidad. En este estado el alma sabe que la mente, el cuerpo sutil y el cuerpo físico son todos por igual creaciones de su propia imaginación, y que nunca existieron realmente. Sabe que, por medio de la ignorancia, el alma concibió que ella era la mente, el cuerpo sutil o el cuerpo físico. El alma individual también sabe que, en un sentido, ella se convirtió en la mente, el cuerpo sutil y el cuerpo físico, y luego se identificó con todas estas ilusiones que ella misma creó.