Durante una ejecución musical, un musulmán empezó a bailar y a golpearse contra el suelo como si lo embargara una divina embriaguez. Algunos de los presentes se impresionaron muchísimo y pensaron que se trataba de un ferviente amante de Dios y que era indiferente a las heridas corporales. Cuando concluyeron las canciones y todos se habían marchado, Baba se quejó de un dolor insoportable en el cuerpo. Veinte mándalis se pusieron a masajearlo vigorosamente, pero el dolor no menguaba...
Entonces Baba dijo con amargura:
“ –¡Estoy sufriendo a causa de las cabriolas y saltos del musulmán!
Pesu replicó ingenuamente: –¡Qué amor frenético se apoderó de ese hombre!
Baba chasqueó los dedos: –¡Eso no fue amor sino impostura! La farsa es el peor pecado que Dios no perdona. Dios teme a los hipócritas y se mantiene lejos de ellos.”
[...]
Pesu le preguntó, asombrado: –Entonces, ¿qué es el amor?
[...]
“–¡Fuego en el horno!, –contestó Baba–. ¡La persona que ama no sabe que ama! Les advertí que fueran naturales y para nada ostentosos. A Dios no se lo puede engañar; ¡Él sabe lo que ustedes son! Por eso, ¿de qué sirve que finjan ser lo que no son?”
— Bhau Kalchuri, Lord Meher III.