Muchos tienden a utilizar el LSD y otras drogas porque necesitan encontrar si en la vida ha de existir algo cuya realidad y propósito sea perdurable. Su ideal consiste en experimentar consigo mismos y sentir esa realidad y ese propósito, si es que existe. Muchos de los que se han evadido mediante la utilización de LSD, han resultado profundamente impactados por lo que experimentaron con el alucinógeno, no solamente como medio para desarrollar claras percepciones acerca de sus problemas, sino también acerca de la naturaleza y propósito de la Creación. Ciertos individuos llegaron a ser precursores y, en cierto sentido, profetas de este movimiento que atribuye implicancias religiosas e incluso místicas al uso de drogas.
Al respecto, es imperioso tratar de corroborar o refutar lo que esto implica en personas dignas de crédito por su elevado desarrollo espiritual en otras disciplinas. Meher Baba, de Ahmednagar, India, es una de ellas. Reverenciado por millones de personas en todo el mundo como un ser que realizó a Dios y como el Avatar de esta era, él es, sin lugar a duda, la mejor autoridad para comparar los resultados de la estimulación química, con los producidos por técnicas conocidas y usadas por los Maestros espirituales.
Mediante una serie de acontecimientos, Meher Baba ha recibido la devoción de una cantidad de jóvenes que han experimentado con el uso de drogas. Reconociendo las autorizadas declaraciones de Meher Baba sobre la Realización (la experiencia interior de la Verdad), recibieron de él descripciones orales y escritas comparando los efectos de las drogas con los estados perdurables.
Pareció importante reunir estas declaraciones de Meher Baba por lo valiosas que son para todos los que sienten curiosidad por los efectos de las drogas, especialmente para quienes entienden que sus experiencias tienen una interpretación trascendentemente espiritual. Lo que a continuación citamos pertenece a Meher Baba:
¡En una época en la que a la libertad individual se la aprecia sobre toda otra conquista, los adictos a las drogas, cuyo número aumenta con rapidez, forman una aterradora cadena de esclavitud que ellos mismos buscan! Aunque lo que estas drogas ofrecen es una invitación a una fugaz sensación de éxtasis, libertad o evasión, ellas esclavizan y atan aún más al individuo. Se dice que el LSD, un potentísimo alucinógeno que difiere de los opiáceos y se utiliza en estudios psiquiátricos, “expande la consciencia y modifica positivamente la personalidad”. En los Estados Unidos de América, el LSD se popularizó trágicamente entre los jóvenes y son muchos y de toda condición social quienes lo usan. Se los debe persuadir para que desistan de tomar drogas pues son perjudiciales física, mental y espiritualmente.
Toda experiencia que se denomine espiritual pero que sea generada por la ingesta de drogas alucinógenas como el LSD, la mescalina y la psilocibina son de carácter superficial, y a la adicción de la persona le añaden descomunales engaños ilusorios que no son otra cosa que la sombra de la Realidad.
Ninguna droga, por grande que sea lo que prometa, podrá ayudarnos a alcanzar la meta espiritual. En la meta no hay atajos, salvo mediante la gracia del Maestro Perfecto, y las drogas –el LSD más que las otras– sólo brindan una apariencia de “experiencia espiritual”, la sombra de una falsa Realidad.
La experiencia de una aparente libertad que estas drogas puedan darnos temporalmente es, en realidad, una piedra de molino en el cuello del aspirante en sus esfuerzos por emanciparse de las rondas de nacimientos y muertes.
Esta experiencia es tan ajena a la Realidad como un espejismo lo es respecto del agua. Por más que uno vaya en pos de ese espejismo, nunca alcanzará al agua, y la búsqueda de Dios por medio de drogas terminará necesariamente en una desilusión. Quien conoce el Camino, quien es el Camino, no puede aprobar que se siga continuamente con un método que no sólo resulta infructuoso sino que también aleja del Sendero que conduce hacia la Realidad.
Las experiencias que se obtienen con el LSD son, en algunos casos, experiencias de las sombras del plano sutil (emoción y energía) en el mundo denso (físico). Estas experiencias nada tienen que ver, en absoluto, con el avance espiritual.
Quien usa el LSD nunca podrá alcanzar la consciencia sutil en esta encarnación a pesar de que lo utilice repetidamente. Es necesario entregarse a un Maestro Perfecto para experimentar la experiencia espiritual verdadera.
Es un criterio humano y, por lo tanto, forzosamente erróneo considerar el resultado de la droga por sus correspondientes efectos inmediatos: calcular su resultado final escapa al conocimiento humano, y solamente el verdadero Guía puede señalar el camino.
Meher Baba señala un aspecto fundamental en esta última observación, la cual merece ser ampliada. Se debe usar un patrón normal de medida si hay que medir algo. Las variadas experiencias de la vida diaria proporcionan una pequeña porción de ese criterio, pero la mayor parte (la experiencia espiritual final) no está fácilmente a disposición de las personas. De manera que quien experimenta con alucinógenos está utilizando un incompleto criterio de medición. Más allá de la experiencia alucinógena, lo único que aquél tiene a su disposición son unas pocas alusiones que se encuentran en libros religiosos o místicos.
El buscador sincero reconocerá, a partir de esto, que su fundamento es insuficiente para juzgar sus experiencias mediante alucinógenos. Meher Baba ha hecho los siguientes comentarios acerca de ello.
Las experiencias obtenidas mediante drogas son las del individuo en el mundo físico de las sombras de los planos sutiles, y no son continuas. Las experiencias del individuo en los planos sutiles son continuas, pero incluso estas experiencias son propias de la ilusión, pues la Realidad está más allá de ellas. Así es cómo mediante el LSD el individuo tal vez se sienta personalmente un hombre mejor, y la sensación de haber tenido una vislumbre de la Realidad puede no solamente inducirle una falsa seguridad sino que también, al final, lo trastornará mentalmente. Aunque el LSD no es una droga que cree adicción, el individuo puede aferrarse a las experiencias que surjan de su uso, y sentirse tentado a usarlo aumentando las dosis una y otra vez, a la espera de experiencias cada vez más profundas. Pero esto causa finalmente la locura o la muerte.
Un ejemplo de experiencias que son sombras del plano sutil, que se encuentran en el mundo denso, es la de un yogui quien enseñaba a sus ciento cincuenta estudiantes a entrar en trance. Cuando los estudiantes salían del trance, el yogui les pedía que describieran sus experiencias. Sus relatos asombrarían a un hombre común, pero en su estado de trance ellos veían luces y muchos colores: deslumbrantes luces con colores, círculos y diferentes dibujos. Ellos tenían la sensación de estar rodeados por todas estas cosas palpitantes de vida y de estar separados de sus propios cuerpos, convirtiéndose en testigos de todo eso.
Incluso experiencias como éstas son solamente las sombras del plano sutil experimentadas en el mundo físico, pues no son continuas. Sin embargo, estas sombras no son espiritualmente perjudiciales, pero tampoco son espiritualmente beneficiosas. De todos modos, las experiencias inducidas mediante el uso de drogas son físicamente perjudiciales.
Incluso las experiencias reales de los planos sutiles en la esfera sutil (que son siempre continuas) se parecen al placer que tienen los niños cuando juegan con sus juguetes. Sin embargo, estas experiencias son espiritualmente beneficiosas pues crean en el aspirante el anhelo de avanzar más. Pero la unión con Dios es imposible sin la gracia de un Maestro Perfecto.
La consciencia está plenamente evolucionada y completa tan pronto el alma se identifica con la forma humana. Esta consciencia no aumenta ni disminuye; solamente aumentan las experiencias de la consciencia. De ahí los estados de sub-sub súper consciencia, de sub-súper consciencia, de súper consciencia, y de consciencia de Dios. En otras palabras, esto es consciencia densa, consciencia sutil, consciencia mental y consciencia de Dios. Cuanto más liviano sea el peso de las impresiones (sanskaras), más elevadas serán las experiencias de la consciencia.
También hay un estado de consciencia pervertida. Es un estado en el que la consciencia se complace en experiencias inducidas, como lo son las que se obtienen usando drogas: y hasta las experiencias más fantásticas así inducidas son solamente las sombras del plano sutil experimentado en el mundo denso.
Solamente quien conoce y experimenta la Realidad, y es la Realidad, posee capacidad y autoridad para distinguir entre lo falso y lo Real. La única experiencia Real consiste en ver continuamente a Dios dentro de uno mismo como el refulgente océano infinito de la Verdad y después unificarse con este océano infinito y experimentar continuamente el conocimiento, el poder y la dicha infinitos.
Algunas personas le comentaron a Meher Baba que tenían la sensación de convertirse en un hombre o una mujer mejor por medio de alucinógenos, y especularon sobre el posible rol futuro de estas sustancias en una sociedad bien informada. Si bien el individuo necesita tener un ideal, y ese ideal debe desarrollarse, Meher Baba ha comentado acerca del escaso resultado que puede obtenerse mediante drogas.
El LSD puede haberles servido a unos pocos buscadores sinceros, como un medio para despertar ese anhelo espiritual que los puso en contacto conmigo pero, una vez cumplido ese propósito, seguir con su ingesta sería no solamente perjudicial sino que carecería de objeto o propósito. El anhelo de la Realidad no puede sustentarse con un ulterior uso de drogas sino solamente con el amor al Maestro Perfecto, el cual es reflejo del amor que él siente por el buscador.
Un individuo puede sentir que el LSD hizo de él un hombre mejor en lo social y personal. Pero uno será un hombre mejor mediante el Amor, jamás mediante drogas o cualquier otro recurso artificial. Y es excelente el hombre que se entregó al Maestro Perfecto, independientemente de su posición personal o social.
En cuanto a que una sociedad bien informada utilizara posiblemente la droga con intenciones espirituales, ¡una sociedad bien informada nunca soñaría con usarla!
Todas las experiencias, incluidas las de los aspirantes espirituales que están en el Sendero de la Realización de Dios (obtenidas en el natural transcurso involutivo de la consciencia) pertenecen al campo de la Ilusión y son efímeras y absolutamente insignificantes; ¡cuánto más ilusorias y evasivas son las experiencias por medio de sustancias preparadas en un laboratorio, las cuales tienen la apariencia de las del aspirante que está en el Sendero Espiritual! La única experiencia verdadera es la de la Verdad, la de la Realidad, pues una vez que se alcanza la Realización de Dios, ésta sigue siendo una experiencia continua e interminable.
La refulgencia de Dios, la Realidad, que todo lo abarca, sólo puede experimentarla el aspirante que se mantiene escrupulosamente por encima de toda experimentación ilusoria y se refugia humildemente en el amor de Dios.
A Dios sólo se lo puede realizar amándolo con todo el amor de que disponemos: con amor puro, simple y genuino. Cuando nuestro amor a Dios, y solamente a Dios, se halla en su cenit, es máximo el verdadero anhelo de unión con Dios, y entonces la afirmación del ego del aspirante está en su punto más bajo.
En esta etapa el aspirante está en el sexto plano de la consciencia (ver el libro “Dios Habla”) y “ve” a Dios cara a cara en toda su Gloria. El aspirante experimenta esto sin temor de que fluctúe su experiencia continua e interminable de “ver” la gloria de Dios. Incluso esta experiencia muy sublime de “ver” a Dios cara a cara resulta insuficiente respecto de la única experiencia verdadera: la unión con Dios, la Realidad.
Es absolutamente esencial que el aspirante espiritual que ansíe genuinamente la unión con Dios –la Realidad– evite experimentar con los efectos de ciertas drogas. Estas cosas no elevan al aspirante ni lo sacan de la huella de la Ilusión. Las experiencias nacidas de estas prácticas desaparecen tan pronto el aspirante se retira o libera de la órbita del efecto producido por la técnica empleada.
Sin embargo no hay droga capaz de promover el progreso del aspirante, ni siquiera de aliviar alguna vez los sufrimientos de estar separado de su Dios amado. El Amor es el único propulsor y el único remedio. El aspirante debe amar a Dios con todo su corazón hasta olvidarse de sí mismo y reconocer su Amor a Dios en sí mismo y en los demás.
¡Incluso las experiencias de los planos de la consciencia son solamente otra clase de ilusión! Las experiencias de los planos son la “Verdadera Ilusión”, mientras que las que derivan del uso de drogas son la ilusión dentro de la “Ilusión Falsa”. Esta vida del mundo y las experiencias en éste son un “sueño dentro de un sueño”, mientras que el hecho de que los buscadores atraviesen el Sendero espiritual y obtengan experiencias de los planos de consciencia, es un “sueño”.
Si bien no cabe interpretar erróneamente cómo Meher Baba evalúa los efectos de los alucinógenos sobre las facetas espirituales y sociales del individuo, se le han efectuado algunas preguntas sobre el uso medicinal de estas drogas. He aquí nuevamente su claro punto de vista:
Médicamente hay usos legítimos del LSD. Se lo puede usar beneficiosamente en casos de alcoholismo crónico, de estados depresivos agudos y graves, y de alivio de enfermedades mentales. Utilizar el LSD con otros fines que no sean específicamente médicos es física, mental y espiritualmente perjudicial.
Cualquier droga, cuando se la use médicamente para enfermedades, bajo supervisión directa de un médico profesional, no es ilícita, y no podrá considerarse como de uso individual de la que uno pueda obtener o espere obtener emociones, olvido o una engañosa experiencia espiritual.
El LSD y demás drogas alucinógenas nunca deben usarse, con excepción de cuando sea un médico profesional quien las recete bajo su directa supervisión en caso de grave trastorno mental.
En síntesis, el LSD podrá usarse beneficiosamente con fines médicos específicos, pero es no solamente inútil sino también totalmente perjudicial para el progreso espiritual. Si los estudiantes continúan complaciéndose en el uso del LSD, la nación perderá su mejor potencial intelectual.
El uso del LSD produce alucinaciones, y usar prolongadamente esta droga induce trastornos mentales que ni siquiera el uso medicinal del LSD logrará curar.
Baba está categóricamente en contra del uso de LSD y de “Ganja” y de similares drogas (tales como marihuana, hachís, entre otros narcóticos). Meher Baba resume sus declaraciones acerca del LSD:
La ingesta del LSD es física, mental y espiritualmente perjudicial. Pero si tú me introduces en tu corazón y me amas como tu verdadero Yo, me encontrarás en ti como el Océano infinito del Amor. Y esta experiencia permanecerá continuamente durante la eternidad.