Eruch Jessawalla, uno de los discípulos más cercanos de Meher Baba, recordaba:
A veces Baba nos hacía recitar las plegarias. Se paraba entre nosotros como uno más. Primero lavaba Sus manos y Su rostro y luego unía las manos en plegaria. Su apariencia y Su mirada mostraban un estado de profunda adoración, totalmente absorto en Su participación en las plegarias. El Señor mismo rezando.
Cuando preguntaron a Baba por qué hacía esto, Meher Baba explicó:
Mi participación en estas plegarias ayudará a cada individuo que recite las oraciones luego de que Yo haya dejado este cuerpo. No es importante cómo uno las rece, lo importante es Mi participación en ellas. Luego de que Yo haya dejado este cuerpo todo aquel que recite estas plegarias recibirá mi ayuda. Cuando alguien repita las plegarias, Yo estaré allí con él. Mi Presencia está en ellas.