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El Trabajo En Favor de la Libertad Espiritual de la Humanidad

El Trabajo En Favor de la Libertad Espiritual de la Humanidad

El Trabajo En Favor de la Libertad Espiritual de la Humanidad

El anhelo de la libertad, el grito de libertad

El espíritu del hombre pide a gritos libertad, libertad  en todo el mundo. En el mundo entero, el espíritu del hombre siente el anhelo de la libertad. El amor a la libertad y la búsqueda de la libertad son las principales características de la humanidad. ¡La consigna de la humanidad, que anda a tientas y lucha, ha sido siempre libertad en todas las razas y en todas las regiones, en todos los países y en todos los tiempos! Sin embargo, son muy pocas las personas que entienden realmente todo lo que implica la libertad verdadera e incondicional. Y son muchas las que, al comprender parcialmente las condiciones verdaderas de la libertad, se empeñan en alcanzar sólo una clase de existencia que les brinde una sensación de relativa libertad. De manera que diferentes personas anhelan diferentes clases de libertad de acuerdo con las diferentes cosas, objetos, situaciones que ellas llegaron a valorar.

Las clases de libertad

A la libertad para vivir como uno desea se la busca en todos los ámbitos de la vida. Este imperioso reclamo de libertad suele expresarse ajustándose a algunas condiciones externas vinculadas al tipo de existencia que la gente desea vivir. De ahí que quienes se identifican con su país buscan la libertad nacional o política. Y los animados por propósitos económicos buscan la libertad económica. Aquellos que tienen aspiraciones religiosas buscan la libertad religiosa. Los que se entusiasman con una ideología sociológica o cultural buscan la libertad de movimiento y la libertad para expresar los ideales que ellos persiguen y los ideales que desean propagar. Pero son pocos los que comprenden que la libertad básica, fundamental, la única que certifica lo realmente valioso de estas diferentes clases de libertad relativa es la libertad espiritual. Aunque se cumplieran y garantizaran por completo todas las condiciones externas de una vida libre, el alma del hombre seguiría estando en una esclavitud lamentable si no lograra concretar la libertad espiritual.

Los límites de la libertad

Todos y cada uno de los diferentes tipos de libertad que se ajustan a algunas condiciones externas de la vida deben existir, dentro de su propia naturaleza, con determinados límites, pues la libertad que un individuo, una comunidad o un estado busca debe ser coherente con una libertad similar para otros individuos, comunidades o estados. La libertad nacional, económica, religiosa o cultural se expresan por medio de la dualidad de la existencia. Vive en la dualidad y es sostenida por la dualidad; por lo tanto, tiene que ser relativa y limitada, y por lo tanto no puede ser infinita. Existe en diversos grados. Aunque se la gane con esfuerzo constante, no puede ser un logro permanente, pues una vez que se aseguran las condiciones externas, éstas condiciones no pueden ser para siempre, sino que con el correr del tiempo pueden ir deteriorándose .

Sólo la libertad espiritual es ilimitada

Solamente la libertad espiritual es absoluta e ilimitada. Cuando se la gana con esfuerzo persistente, se la asegura para siempre. Aunque la libertad espiritual puede expresarse y se expresa ciertamente por medio de la dualidad de la existencia, se basa en la realización de la unidad inviolable de toda vida y es sostenida por esta unidad. Una condición importante de la libertad espiritual es estar libre de todo deseo. El deseo es el que encadena a la vida mediante el apego a condiciones que lo satisfagan; si no hay deseos, no hay dependencia ni limitación. El alma se esclaviza por medio del deseo. Cuando el alma rompe las cadenas del deseo, se libera y deja de estar esclavizada por los cuerpos físico, sutil y mental. Ésta es la libertad espiritual, libertad que trae consigo la realización final de la unidad de toda vida y pone fin a toda duda y preocupación.

La importancia de la libertad espiritual

Solo en la libertad espiritual podemos tener felicidad permanente y un absoluto conocimiento del Ser. Solo en la libertad espiritual surge la suprema certeza de la Verdad. Solo en la libertad espiritual termina para siempre la aflicción y la limitación. Solo en la libertad espiritual podemos vivir para todos, pero desapegados en medio de toda actividad. Cualquier tipo menor de libertad es comparable con una casa construida sobre arena, y cualquier tipo menor de realización está lleno de temor a que todo se desmorone, se caiga. Por lo tanto, no hay don mayor que el de la libertad espiritual, y no hay tarea más importante que la de ayudar a los demás para que logren esta libertad espiritual. Quienes comprendieron la importancia suprema de la libertad espiritual no sólo deben luchar por ella para sí mismos, sino también compartir el trabajo divino de ayudar a los demás  a ganar esta libertad.

El verdadero servicio

Quienes están inspirados por el espíritu de desinteresado servicio se apuran a prestar a la humanidad toda la ayuda posible, tratando de proveer a las necesidades de la vida como, por ejemplo, ropa, vivienda, alimento, medicamentos, educación y otros beneficios de la civilización. Al seguir el sendero del deber no sólo están preparados para luchar por los débiles contra la agresión y la opresión, sino que también ofrendan la propia vida en pos de los demás. Todos estos tipos de servicio son grandes, son buenos, pero en última instancia, la ayuda que asegura la libertad espiritual para la humanidad supera a todos estos tipos de servicio y de ayuda. Es de una importancia insuperable.

El modo de ayudar a los demás a alcanzar la libertad espiritual

El modo de ayudar a los demás a alcanzar la libertad espiritual es muy diferente del modo de prestar otros tipos de ayuda. A los hambrientos se les puede dar comida, y lo único que tienen que hacer es comerla. A la gente que está  desnuda se les puede dar ropa, y lo único que tienen que hacer es usarla. A los que no tienen casa se les puede dar una, y lo único que tienen que hacer es vivir en ella, habitarla. Sin embargo, para quienes sufren las angustias de la esclavitud espiritual no se les puede dar nada que ya este  hecho y que los alivie de inmediato. Uno mismo es quien tiene que ganar la libertad espiritual mediante un combate alerta e incesante contra el yo inferior y los deseos inferiores. Quienes sean guerreros en esta causa de la Verdad tienen que ayudar a todos, no sólo a lanzarse a la aventura excitante de lograr la victoria sobre sí mismos, sino también lograr esta victoria a cada paso que dan en dirección a esa meta. No existe otra forma de compartir su carga.

El llamado

Tengo plena confianza en que ustedes, mis discípulos, mis seguidores, mis devotos, compartirán esta carga. Muchos de ustedes han obedecido mis órdenes, han cumplido mis instrucciones durante muchos años, teniéndome fe en mí y amándome. Han sido fieles a mí y fieles  a mi causa espiritual contra viento y marea, en todas las circunstancias. Llegó la hora para que ustedes ofrezcan todos sus servicios en mi misión de ayudar a la humanidad a recorrer el sendero espiritual y realizar a Dios. La Verdad eterna de que sólo Dios es real tiene que ser entendida con claridad y aceptada sin reservas, y ha de expresarse inequívocamente con palabras y con hechos. El hombre alcanzará la libertad espiritual al realizar plenamente la Verdad.

Ningún sacrificio es demasiado grande para liberar al hombre de la esclavitud espiritual y ayudarlo a heredar la Verdad, que es la única que dará paz permanente a todos y la única que sostendrá una sensación inexpugnable  de hermandad, de fraternidad universal, consolidada por el incondicional amor de todos y a todos, como expresiones de esta misma Realidad. En esta tarea de procurar libertad espiritual a la humanidad, una tarea que es voluntad de Dios, y que está divinamente planificada y predestinada,  ustedes, mis devotos, tienen que ayudarme, incluso a costa de sus vidas. Tienen que aceptar de buena gana sufrimientos y sacrificios de toda clase en cumplimiento de su deber de ayudar a los demás a encontrar a Dios.